Siempre
te recordaré sonriendo.
Te adopté hace nueve años, cuando tenías ya unos cuatro o cinco. Recuerdo tu mirada triste y como tu imagen se me clavó en el corazón robándolo para siempre, y como a pesar de las complicaciones para traerte de lejos, llegaste a mi.
Por entonces no me dedicaba yo a esto de la comunicación animal, pero tu esencia me gritó de algún modo: "estoy aquí, estoy aquí!", y reconocí a una vieja amiga, a un alma eternamente compañera, que esperaba a que la encontrase.
Sólo así se explica que la gente te viera y no te mirara, que te despreciaran...
Me gustaba pensar que fue porque yo era quien tenía que llegar. Hoy estoy segura de que fue así.
Mi lobita sonriente...
Porque desde que llegaste a casa, todo fueron sonrisas, siempre mirándome con ese destello en los ojos y esa hilera de dientes asomando, y esos saltitos de entusiasmo al salir a pasear, y esa demanda continua de caricias y mimos... una verdadera yonki del amor. Nunca tenías suficiente...
Tan buena... tan dulce.
Te adopté hace nueve años, cuando tenías ya unos cuatro o cinco. Recuerdo tu mirada triste y como tu imagen se me clavó en el corazón robándolo para siempre, y como a pesar de las complicaciones para traerte de lejos, llegaste a mi.
Por entonces no me dedicaba yo a esto de la comunicación animal, pero tu esencia me gritó de algún modo: "estoy aquí, estoy aquí!", y reconocí a una vieja amiga, a un alma eternamente compañera, que esperaba a que la encontrase.
Sólo así se explica que la gente te viera y no te mirara, que te despreciaran...
Me gustaba pensar que fue porque yo era quien tenía que llegar. Hoy estoy segura de que fue así.
Mi lobita sonriente...
Porque desde que llegaste a casa, todo fueron sonrisas, siempre mirándome con ese destello en los ojos y esa hilera de dientes asomando, y esos saltitos de entusiasmo al salir a pasear, y esa demanda continua de caricias y mimos... una verdadera yonki del amor. Nunca tenías suficiente...
Tan buena... tan dulce.
Siempre
rodeada del resto de tus compis, tumbada entre perros más pequeños, y gatos que
te saltaban por encima con una confianza total, sabedores de la ausencia de
peligro, conocedores de tu alma generosa y tu inagotable paciencia.
Mi Alba... te voy a echar tanto de menos amiga mía...
Cuando puedas, cuando hayas descansado y disfrutado de ese lugar maravilloso que días previos a tu muerte visitamos juntas, estaré esperando el reencuentro.
Gracias por tu amor Alba. Viviste y moriste dulcemente.
La serenidad hecha perro.
Te quiero. - http://vidayconscienciaanimal. blogspot.com.es/#sthash. 8Ebo7JPx.dpuf
Mi Alba... te voy a echar tanto de menos amiga mía...
Cuando puedas, cuando hayas descansado y disfrutado de ese lugar maravilloso que días previos a tu muerte visitamos juntas, estaré esperando el reencuentro.
Gracias por tu amor Alba. Viviste y moriste dulcemente.
La serenidad hecha perro.
Te quiero. - http://vidayconscienciaanimal.
Siempre te recordaré sonriendo.
Te quiero.
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