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viernes, 30 de octubre de 2015

Breves pensamientos III


 1- Una amistad acaba de decirme que “…es creyente y que cree que después hay más”. ¿Después...? ¿Hay un después que no este siendo ahora? ¿Después…, qué cosa podría haber fuera de las ilusiones del tiempo, del espacio y de la existencia, tal y como se observa desde la identificación con la forma humana de crear y de percibir la realidad? ¿Para quién tendría que haber más, dónde y para qué fin, distinto a estar siendo la incertidumbre de la existencia sin rastro de límites ni condiciones? Precisamente porque somos seres creados a partir de una creencia, también somos seres creyentes y creadores de las creencias que utilizamos para justificar la particularidad de nuestra existencia. 

2- La existencia es vista como incertidumbre y con incertidumbre por quien se considera “un algo” distinto a la incertidumbre de no ser algo comprensible. Paradójicamente, la existencia dentro de la creencia de ser “un alguien determinado y comprensible por sí mismo” supone verse atrapado en el circulo cerrado del miedo y del rechazo a estar siendo todo a la vez... sin estar siendo nada específico. El ego (creencia e identificación con la individualidad personal) sobrevive alimentándose del miedo a la incertidumbre del Estar Siendo todo-nada-uno, pues de lo contrario carecería de excusas con las que justificar su efímera y laboriosa existencia. El hecho de que el ser humano viva en el miedo y la resistencia a la incertidumbre del Estar Siendo absolutamente infinito e indeterminado, demuestra lo imaginario de su naturaleza y de todas las experiencias que, por estar creándolas, también crea estar viviéndolas.

3- En gran medida el mundo del ego, es decir, el mundo de los seres humanos (humanidero), está determinándolo el dios dinero porque el dios dinero también está determinando las creencias, el pensamiento, las ideas, las emociones, las actividades y el resto de las aparentes capacidades del ego y/o del individuo que lo genera.

4- Tener fe no consiste en creer ni en tener creencias. La fe que pudiera consistir y/o depender de “la creencia de alguien en algo” sólo serviría para que el creyente continuara creyendo en sí mismo, esto es, creyéndose un ser particular y también real. La fe que alguien pueda tener en algo siempre consistirá en la creencia que dicho alguien utilizará para ocultar la absoluta innecesariedad de su existencia y de la existencia de sus creencias para que la existencia continúe manifestándose sin ningún limite ni determinación. Puesto que nada permanece siendo “un uno” específico (todo-nada-uno), salvo ilusoriamente tampoco existe nada que pueda ser objeto de fe por parte de alguien. ¡Acepta tu inexistencia y la inexistencia de cualquier forma concreta de existencia, porque sólo así desaparecerá la ilusoria necesidad de creer y de dejar de creer!
Juande Puerta.
ESTAR SIENDO... (NO-UNO)

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